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CONVOCATORIAS

CONVOCATORIAS

Martes 5 de noviembre
19,00 h.
Ateneo de Jerez
Encuentro literario hispano-marroquí. Lectura poética.
Poetas marroquíes:
Hassan Najmi, Mourad El Kadiri, Boudouik Benamar, Azrahai Aziz, Khalid Raissouni, Ahmed Lemsyeh, Jamal Ammache y Mohamed Arch.
Poetas gaditanos:
Josefa Parra, Dolors Alberola, Domingo F. Faílde, Mercedes Escolano, Blanca Flores y Yolanda Aldón.
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22 de diciembre de 2009

Memorable concierto en la catedral de Jerez. Ángel Hortas, Rocío Ignacio, la Orquesta de Ceuta y la propia Capilla catedralicia, protagonistas de la velada


Que las fiestas de Navidad son una pejiguera, lo duda menos gente cada vez. La gran apoteosis del Consumo exige sacrificios casi humanos –léase gastos, esfuerzo, aburrimiento, incomodidad-, a cambio de muy poco; nada, prácticamente, si no se es accionista de alguna cadena de hipermercados o se explota un negocio del mismo jaez.
Pero, como no hay cruz sin cara, miren por dónde anoche salió ésta y el aire se vistió de luz no usada, según la conocida expresión de Juan de Yepes, uno de los más grandes poetas de todos los tiempos. No era en esta ocasión la sabia mano de Francisco Salinas sino la batuta privilegiada del jerezano Ángel Hortas el gobernalle mágico de un concierto que quedará en la memoria de mucha gente.
Al maestro, lo hemos visto fajarse en el teclado con grandes partituras y dirigir orquestas con tino, pero lo de anoche en la catedral de Jerez rebasó hasta el extremo lo previsible, tocando con la yema de los dedos la veste inaccesible de la belleza. Pocas veces, las gráciles manos de un músico se han ungido de tanta autoridad, haciendo de un conjunto de voces una voz, de la orquesta un sonido, envolviendo las notas de la joven soprano Rocío Ignacio, de la partitura un tratado de armonía, como el de Antonio Colinas, el poeta que puso la música a la cabeza de todas las artes.
Y así lo entendió el público, que llenaba el recinto catedralicio y no pudo contener su emoción ante la melodiosa arquitectura de los genios: Bach, Haëndel, Haydn, Mendelson, estrellas de la velada, tuvieron como ilustre telonero al estro popular, mucho menos solemne, desde luego, pero muy entrañable. La ovación duró varios minutos y aún resuena en los comentarios.
   
Redacción.-

15 de diciembre de 2009

Dolors Alberola ofreció una lectura poética en Estella del Marqués


Las lecturas poéticas son, por reiteradas, escasamente noticiables, aun cuando en torno haya muchas cuestiones que plantearse, muchas reflexiones y no menos materia reivindicativa, susceptibles de derramar mucha tinta. Sin embargo, cuando la calidad se impone a la cantidad, el rigor a la moda y la autenticidad a la impostura, sólo cabe lamentar que las mejores voces de nuestra poesía viva no se prodiguen con más frecuencia y para todos los públicos. España, sin embargo, es un circo mediático y, después de tres décadas largas de ficción democrática, seguimos escuchando marchas procesionales o aplaudiendo desplantes copleros, con la jáquima puesta, mientras el mundo se desploma delante de nuestras propias narices.
Por eso, cuando suena la voz de un poeta y se alza, insobornable y contracorriente, en medio de un océano de desidia y mediocridad, no todo está perdido y vuelve la esperanza a encender sus fanales en medio de la noche.
Sirva este largo prólogo para envolver con gala imprescindible un acto tan sencillo como la lectura que Dolors Alberola ofreciera el día 15, a la hora del crepúsculo, en la localidad de Estella del Marqués.
Allí, en el recinto humilde de un aula de mayores, se elevó, firme y limpia, la palabra de esta poeta y, como en los mejores tiempos de La Barraca, se hizo ágape la poesía y fue entregada a todos, con la munificencia y cordialidad de las cosas fundamentales. Poesía, en estado puro, sin truculencia, sin concesiones, sin guiños a los amos del calabozo (esos poetas, ay, que coinciden contigo en el camino y, al día siguiente, no te saludan), sin melindres, sin divismo: como debe ser.
Dolors Alberola conquistó el corazón del auditorio, porque ya previamente había convencido a su inteligencia, recorriendo con tino y elegancia los hitos esenciales de su andadura, a través de unos textos bellísimos, minuciosamente seleccionados, desde el remoto Cementerio de nadas hasta el reciente Del lugar de las piedras, que acercaron a los asistentes su concepción del mundo, su sentido o sinsentido de la existencia, su amor, su dolor, las razones profundas de su entrega a la poesía, el enigma del tiempo y el espacio, que esta noche cupieron en un recital.
Finalizado el acto, la autora y el público compartieron merienda y charlaron distendidamente sobre literatura.
Redacción.-
   
Para ver un breve vídeo del acto, pulse aquí.

10 de diciembre de 2009

Cultura en recesión. Después de 13 años, CajaMadrid ha dado carpetazo a “Poetas en vivo”, la tribuna poética que dirigía Enrique Gracia Trinidad. Pero hay otros casos


Si la historia no miente, uno de los golpistas de 1936 solía decir una frase que suena tan bien como ésta: Cada vez que oigo la palabra cultura, me echo mano a la pistola. Ejemplar, por supuesto. Hoy, algo más democráticos y pacíficos (la diferencia estriba en unos cuantos kilos de sobrepeso), no hacen falta las armas. Basta una firma, el célebre plumazo de otro tiempo, y lo mismo se desmantela una fundación que se cierra una editorial o se echa el cerrojo a un foro literario. Es la crisis, nos dicen, y en su nombre se aplastan conquistas sociales, se recortan derechos, se cercena o anula la libertad de expresión y los grandes se curan en salud, ponen a salvo sus dividendos y blindan el futuro para que nadie se lo discuta.
Al progreso, en las últimas décadas, se le ha llamado privatización, una corriente impetuosa de intereses oscuros, cuya consecuencia evidente será, más temprano que tarde, el despojo absoluto de la gran mayoría. Jesús, una vez más, ve cómo se reparten sus vestiduras, mientras los sayones preparan la cruz. Sí, privatización, lo cual no sólo significa concentración en unas pocas manos de los bienes de muchos, sino también coartada para lo que sea: cada cual hace con su dinero lo que le da la gana, admiten incluso los más desfavorecidos.
Y esto es lo que ha hecho Caja Madrid: inmolar un programa de lecturas poéticas, después de 13 años de andadura, en las aras de don Rodrigo Rato, su nuevo mandamás. Así de simple y de ayer para hoy. El próximo 14, el poeta Enrique Gracia Trinidad presentará, si el clima de tensión y desagrado no lo impide, el último acto de Poetas en vivo. Punto final.
Me enteré hace dos días, gracias a la escritora Edith Checa, que me dio la noticia por correo, informándome de la acción de protesta que se está preparando al respecto. La situación de la cultura es grave. Por eso, decidí responder a su amable mensaje y hacerlo en abierto, a ver si algo se mueve en nuestras hipnotizadas conciencias y de la reflexión se sigue algo útil. Éste es el cuerpo de la carta:

Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena, dice un viejo refrán, y así sucede con el sistema capitalista, al que todos aplauden o se pliegan, sin reparar en sus efectos, generalmente indeseables. Lo digo a propósito de lo acaecido en Madrid con Poetas en vivo, que venía dirigiendo Enrique Gracia Trinidad.
No tengo, desde luego, nada contra él (incluso contribuí a premiarle, hace años, un libro) ni contra su programa de lecturas, pese a ser lo de siempre, por los de siempre y para los de siempre, una fórmula que, en casos similares, suele generar réditos –literarios, entiéndase- a su promotor. Sin embargo, me duele que este cese, por el mero hecho de acontecer en Madrid, sea sobrevalorado (el proyecto de algarada del día 14), mientras pasaron desapercibidos sucesos similares en la sufrida periferia de una España que, a pesar del desdoblamiento administrativo de la maquinaria autonómica, sigue reducida a la Villa y Corte. Menos para cobrar impuestos, claro está. Por poner algunos ejemplos bastante cercanos, el cierre de la Fundación Municipal de Cultura de La Línea de la Concepción o el brutal carpetazo a la colección de poesía Ancha del Carmen, por parte del Ayuntamiento de Málaga, que, según mis informaciones, no constituyen casos aislados, de la misma manera que muchos certámenes literarios han dejado de convocarse y otros, menos escrupulosos, han recurrido a la fórmula de declarar los premios desiertos, a ver si el próximo año, con un poco de suerte, cae una subvención o un mecenazgo. Pero en Madrid –y acaso en Sevilla- no se leen los periódicos de provincias que, dicho sea de paso, no muestran excesivo celo a la hora de informar sobre algo tan nimio como, lamentablemente, sigue siendo la literatura, salvo que el montante de la noticia supere los seis mil euros.
Así, pues, con todo mi cariño en lo personal y mi mayor respeto en lo literario, el bueno de Enrique Gracia viene a ponerse en cola de una ya larga hilera de despidos poéticos, consecuencia de la nula consideración que poesía y poetas merecemos al capitalismo, incluidos sus valedores políticos, de “izquierdas” o derechas, y del escaso interés que, una vez han cobrado su minuta, albergan los de siempre hacia quienes les rinden pleitesía.
Creo que, al margen de ellos y sin perjuicio de que quien quiera y pueda asista a la protesta del día 14 (por cierto, ¿quién ha elegido a mi muy admirado Juan de Yepes patrón de la poesía universal?), habría que hacer algo más sólido y resuelto: crear, por qué no, un movimiento en defensa de la cultura, que denunciara estos atropellos, exigiera transparencia en la gestión cultural y reivindicase espacios públicos para todos. Lo demás se reduce a una algarada –una de tantas escaramuzas bajo tolerancia-, que se olvida a las pocas horas.
Publica esta misiva en tu blog, que yo haré lo propio en El Callejón del Gato, a ver si hallamos el modo de decirles a los agentes del capital, los políticos y los escritores a sueldo que estamos hartos de sus tropelías y resueltos, cueste lo que cueste, a plantarles cara.
Aunque, por experiencia, mucho me temo que el personal se arrugue. Lo malo, lo peor de este corrupto país es que, en el fondo, todos esperan beneficiarse de la corrupción. Y sé lo que digo: por espacio de dos o tres años, en el suplemento literario del Diario Málaga-Costa del Sol, el famoso Papel Literario, denuncié lo que entonces empezaba a caernos encima. Nada. Silencio. Todo el mundo, callado como putas, miraba hacia otro lado, como suelen hacer muchos de los que frecuentan la web denominada Premios Literarios, que siempre están de acuerdo con los que mandan, salvo cuando a ellos les aprieta el corsé. Sé que me escupirán, pero no importa. Spain is different!
© Domingo F. Faílde.-

1 de diciembre de 2009

Lectura de poemas en la lucha mundial contra el sida

El sida, llamado cáncer rosa en otro tiempo por su incidencia en el colectivo gay, fue sin duda la primera pandemia de la contemporaneidad y acaso la más mortífera. De orígenes inciertos, se propagó al principio entre grupos considerados marginales, caso de los heroinómanos, entre los que causó una enorme mortandad. Hoy, sin embargo, después de más de dos décadas de estragos, los esfuerzos de la ciencia y la presión de la sociedad han convertido a esta plaga en una enfermedad crónica.
Será tal vez por ello que la gente ha bajado la guardia y el uso del preservativo, que constituye la única barrera eficaz contra esta enfermedad, ha disminuido notablemente, mientras aumentaba, por el contrario, el número de infectados. La amenaza del sida se cierne sobre todos los individuos, sea cual sea su orientación sexual y al margen de otros hábitos.
Para despertar la conciencia ciudadana, hoy se celebra una jornada de reflexión y lucha, que en Jerez de la Frontera ha liderado el colectivo Jerelesgay, movilizando a otros grupos sociales y trasladando a los espacios públicos esta legítima y justificada preocupación.
Anoche, en el salón de actos de la Fundación Caballero Bonald, tuvo lugar una lectura poética en apoyo de esta efeméride, en la que los poetas Josefa Parra, Dolors Alberola, Isabel de Rueda, Rosario Troncoso, Domingo F. Faílde, Mauricio Gil Cano y Mariano Rivera pusieron voz a poemas de autores homosexuales, tras la intervención de las autoridades locales, que hicieron breve acto de presencia. Rosario Montoya, conocida en el mundo artístico como la Reina Gitana, puso punto final a la velada.
Por su parte, Susana Domínguez y Bibiana Ortega, representantes de la entidad organizadora, condujeron el acto con discreción y acierto, resaltando en sus breves y bien elaborados discursos la necesidad de redoblar la alerta frente al sida y el esfuerzo común contra la enfermedad.  

Redacción.-